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| Agresión por parte de supuestos trabajadores de la Alcaldía de Libertador a fotoperiodistas el 02 junio. |
Por Manuel Barreto Hernaiz.- Un amigo cercano al “proceso” me informa que una gráfica que retransmití no es reciente, que fue tomada en el 2014, y que el efectivo de la GNB tan sólo está protegiendo a la madre, que a su vez protege a su hijo…
Esa imagen que seguro estoy ustedes la recibieron, pues se hizo “viral”, realmente y en honor a lo que queremos divisar, podría prestarse para tal observación pues lo que denominan los estudiosos de la comunicación gráfica como la razón demostrativa de las imágenes se caracteriza por despertar los sentimientos humanos más que ninguna otra evidencia; a través del lenguaje de los sentimientos visuales antepone ante nuestros ojos una verdad basada en la emoción.
La veracidad como principio rector de la información condena toda manipulación o alteración de la realidad informativa, por lo que se recomienda – y de ello puede dar fe el Círculo de Reporteros Gráficos de Carabobo cuando tuve la satisfacción de impartirles aquel Taller - la adecuada conexión entre texto e imagen, puesto que una fotografía puede ser utilizada para presentar a una persona con características humanas muy distintas a las que realmente tiene y, en todo caso, muy distintas a las que se manifestaron en la situación real.
Tengamos presente que la etimología de la palabra «alteración», -del latín alterare y ésta, a su vez, del término alter, que quiere decir «otro»–, porque cuando decimos que el tratamiento de una imagen puede alterar nuestra personalidad, estamos afirmando que a través de una foto, de una película, de un video, es posible presentarnos como si fuéramos otra persona o con otras características…
Cuánta razón entonces contiene aquella máxima: “La primera víctima de toda guerra, es la verdad”.
Sin embargo, y gracias al avance tecnológico de este convulso siglo, además de esos valientes y arriesgados reporteros gráficos, contamos con miles de “voluntarios del terrible testimonial gráfico” quienes, armados además de su bandera o pancarta, de su pito o vuvuzuela, esgrimen un letal armamento: su celular, el AK47 de estos guerrilleros de la imagen que han logrado llevar buena parte de nuestro trágico recorrido mucho más allá de nuestras fronteras.
Es la precisión de esas gráficas – si bien una que otra sea motivo de aceptada duda- lo que ha permitido llevar este violento registro de infinitas y brutales arremetidas de los esbirros del régimen contra indefensos manifestantes, con la intención – una vez más – de legitimar el recurso de la violencia como modo de poder y control social para convertir la contienda en un fin sí misma.
Son imágenes que ya no pueden ocultar este enardecido clima, que es el mejor combustible para la confrontación, pues no se puede poner en duda que desde el poder central, se está estimulando una política de enfrentamiento colectivo que nos puede volver a las violentas luchas socioeconómicas del siglo XIX… Son imágenes que en su real dimensión, nos muestran que ya es indetenible esa delicada y peligrosa ruptura radical de nuestra sociedad que nos acerca peligrosamente a un conflicto civil, pues somos una Nación irreductible. Y de seguir así, tal como pasó en otros países se podría llegar a justificar los homicidios, la violación de los derechos y los juicios populares.
La brutal actuación de la GNB y demás cuerpos de seguridad represivos dista enormemente de los principios universales establecidos en los tratados internacionales de Derechos Humanos así como en lo que contemplan nuestras Leyes al respecto. Nos permitimos recordar que esas violaciones a los Derechos Humanos y los crímenes de lesa humanidad no prescriben, y que TODA la Nación venezolana confía que algún día se hará justicia, para resarcir tanto daño moral, social, económico y espiritual que este régimen ha cometido.
Del Manual de Actuación de los Cuerpos de Policía para garantizar el Orden Público, la Paz Social y la Convivencia Ciudadana en Reuniones Públicas y Manifestaciones se extraen unas cuantas disposiciones: no usar armas de fuego, no disparar armamento defensivo de forma indiscriminada contra los manifestantes, no propulsar agentes químicos en forma directa contra las personas y evitar su difusión cerca de hospitales, geriátricos, escuelas o sitios cerrados; no provocarlas, aprehender solo a aquellas personas que agredan a otras o a los policías y no realizar redadas; no utilizar la fuerza contra los que huyen o se caen mientras corren y no maltratar a los detenidos…
De muestra quedarán estas imágenes como indeleble testimonial de inaceptables vejaciones a la dignidad humana que se han visto y sucedido de acuerdo a un cúmulo de hechos que las personas han presenciado o están registradas en vídeos, fotografías, audios y afiches que recogen hasta el sadismo con que actúan esos desalmados funcionarios de la fuerzas represivas… Y así como reconocemos que puede haber montajes o alteraciones, se hace imperativo reconocer que…el honor… no se divisa.
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